Investigación Teatral. Revista de artes escénicas y perfomatvidad

DOI: 10.25009it.v15i25.2770

Reseña de puesta en escena

Vol. 15, núm. 25, abril-septiembre 2024

Centro de Estudios, Creación y Documentación de las Artes, Universidad Veracruzana, México

ISSN: impreso 1665-8728 ׀׀ electrónico 2594-0953

Un ratón con sazón

Donají Cuéllar Escamilla*

* Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias, Universidad Veracruzana, México, 0000-0002-4104-8321 e-mail: adcuellar1@hotmail.com

Recibido: 31 de octubre de 2023   ׀׀   Aceptado: 13 de enero de 2024

El teatro de títeres, desde la época medieval hasta nuestros días, se ha nutrido de las culturas populares de los pueblos de los que han surgido. Acogen sus personajes, sus costumbres, sus tradiciones; suelen integrar la sátira, la parodia, el escarnio y el vituperio, casi siempre, a partir de personajes públicos “indeseables” o de aquellos que mueven a la risa y a la carcajada. El teatro de títeres fue un fenómeno carnavalesco que, hasta el siglo XX, se llevó a cabo sobre todo en sitios y plazas públicas, a menudo por actores y artistas callejeros.

Tratamos ahora de un teatro que conserva lo carnavalesco de su origen, lo popular de sus libretos, temas y personajes. La obra que reseñamos a continuación no se presenta en espacios públicos, sino en foros teatrales; no está a cargo de actores callejeros, sino de creadores profesionales que desean continuar la tradición del teatro de títeres en Xalapa, Veracruz, a pesar de las dificultades que implica la realización y el desarrollo de las artes escénicas en nuestro país.

El libreto de Un ratón con sazón, inspirado en cuentos de Saúl Schkolnic, cuya adaptación se debe a Lorenzo Portillo Armendáriz, es sencillo y accesible a todo público. Se trata de una cocinera, Valentina, que pone en escena tres platillos; cada uno representa un jocoso cuadro costumbrista, a partir de un tragón y carnavalesco personaje: un ratón osado y panzón que mete sus bigotes y su cuchara en todo lo que encuentra. Se trata, pues, de cuadros cotidianos que se entrelazan con el tema central de la cocina y los ratones, mientras la actriz, Denise Valencia Romero, bajo la dirección de David Aarón Estrada, cuenta y representa anécdotas de roedores integrados tanto al texto dramático como al espectacular. Su trabajo escénico es excepcional, pues Valencia actúa y manipula los títeres al mismo tiempo, sin que medie ningún artificio. Confeccionados artesanalmente por Lorenzo Portillo con telas de vivos colores y de menos de un metro de longitud, los títeres aparecen en escena como divertidos muñecos, especialmente para el público infantil.

Un ratón con sazón se estrenó el 5 de mayo de 2018. Tras una pausa obligada por el encierro de la pandemia del Covid-19, la obra se presentó en la 16ª edición del Festival Internacional de Títeres Morelia, que se realizara del 27 de noviembre al 4 de diciembre de 2022; también fue presentada en el marco del Noveno Coloquio El Títere y las Artes Escénicas en Xalapa, el 7 de mayo del mismo año, función en que se basa la presente reseña. La obra se volvió a poner en escena el 10 y el 11 de junio de 2023 y, hasta la fecha, continúa vigente en el repertorio de la agrupación Merequetengue (Ver Imagen 1).

Imagen 1. Denise Valencia como la cocinera Valentina, en Un ratón con sazón. 22 de noviembre de 2019 en el Teatro El Rincón de los Títeres, Xalapa, Veracruz. Foto de Aurora Ángeles.

Actualmente integrada por David Aarón Estrada, Lorenzo Portillo Armendariz, Denise Valencia, Miguel Corral, Érica Vaqueiro e Iván Flores, la agrupación Merequetengue Artes Vivas A.C. se formó de manera independiente desde el año 2000 en la ciudad de Xalapa, Veracruz. Su sede es El Rincón de los Títeres, cuyo local inicial abrió en 2009 en la calle de Diego Leño número 28, dide la agrupación empezó a presentar sus funciones, además de ofrecer cursos, talleres y atención a grupos escolares. La sede que hoy conocemos, situada en la calle de Juárez esquina con la avenida Ávila Camacho, se inauguró el 30 de abril de 2013 y es uno de los pocos teatros creados especialmente para de títeres en México. El edificio construido bajo supervisión de la Agrupación Merequetengue fue otorgado en comodato por el Ayuntamiento de Xalapa durante la administración de la alcaldesa Elizabeth Morales García. El 21 de marzo de 2017, el alcalde Américo Zúñiga inauguró los trabajos de ampliación del foro y anunció la donación del equipo de iluminación, destacando el interés del Ayuntamiento por fortalecer y preservar la dignidad del mismo en beneficio de los niños.1

En la obra Un ratón con sazón vemos a la actriz, en su papel de cocinera, contando historias de ratones que escenifican cuentos, a la vez que invitan a los niños a jugar. El escenario está previamente preparado con una cocina, mesa, lavadero, silla, sacos de verduras, trastos y alimentos, todos ellos de vivaces colores. El jazz da estructura y se une al movimiento dramático y espectacular de la obra, de principio a fin, como en las películas mudas. Colabora a darle vida a las acciones de los ratones, especialmente en sus correrías por el queso, así como a crear la atmósfera amena y festiva que envuelve a la obra (ver Imagen 2). Los ratones que intervienen se organizan de acuerdo a su polaridad: el gordo bigotón y abusivo, y otro pequeño tragón, más un par de ratones comparsas que fungen como coro. La actriz principal, quien se caracteriza con su mandil y gorro de cocinera, al mismo tiempo que representa las anécdotas y proporciona animación a los títeres, alternativamente, baila en escena y hace que los niños intervengan en la obra con sus voces. La atmósfera de la obra se crea mediante ritmos tradicionales, como el kazachok, y populares, como el jazz y el rock, que, combinados con los juegos de luces de vivos colores, propician un ambiente alegre y vivaz.

Imagen 2. Denise Valencia en Un ratón con sazón. 22 de noviembre de 2019, Xalapa, Veracruz. Foto de Aurora Ángeles.

Uno de los mayores aciertos de la obra es que utiliza elementos que el público previamente conoce (o en ocasiones los evoca) y que, de una manera u otra, forman parte de su acervo cultural. Además de emplear la tradición popular musical, Un ratón con sazón evoca, por sus personajes y el tema de la cocina a Ratatouille, película animada dirigida por Brad Bird (2007), cinta muy popular en la primera década de este siglo por tratarse de un roedor bribón que insiste en escapar de la justicia. Para el público mexicano, este personaje puede recordar a la canción popular El ratón vaquero de Francisco Gabilondo Soler, alias Cri-Cri, que data de los años 30 del siglo pasado. La obra de la agrupación Merequetengue alude a la tradición paremiológica en algunos parlamentos orientados a la lección moral. La música, el baile e, incluso, la lectura en voz alta de la receta de la abuela son los elementos que destacan la espectacularidad popular.

Esta obra dirigida al público infantil tiene una duración de unos 50 minutos en los que se presentan tres cuadros donde se advierte una visión del mundo por demás carnavalesca. Se trata de poner en escena algunas de las consecuencias que acarrea la gula tanto de los ratones como de los humanos y, de paso, poner en evidencia que más vale tener suerte que fuerza, a la hora que el grandote y forzudo que ha bailado el kazachok es vencido por un batidor de resorte, en tanto que el pequeño y débil logra ingeniosamente robarse un pedazo de queso cuyo tamaño rebasa el suyo. La comicidad del atragantamiento del ratoncillo se logra con los rápidos movimientos del ratón al ritmo de un jazz muy movido. El segundo cuadro está protagonizado por la cocinera Josefina (representada con una jarra y un lienzo), cuya glotonería es equiparada con la de los roedores al exhibir plenamente su voracidad. Así, al público le queda claro que cocineras y ratones suelen ser muy “tragones” (ver Imagen 3).

Imagen 3. La cocinera con el ratón tragón. Fotografía de Aurora Ángeles.

A la función reseñada asistieron padres de familia con sus hijos, que ocuparon alrededor de 50 butacas. La participación de los niños fue en particular destacable, por lo animado de sus reacciones, siguiendo con manos y pies los ritmos musicales y exclamando advertencias a los títeres, mientras los adultos reían a carcajadas. Así, la representación cumplió el propósito de divertir y entretener a niños y adultos, además de que la colorida y sonora atmósfera en su conjunto creó un tiempo y un espacio fantásticos.

La lectura en voz alta del recetario de la abuela tiene el propósito de distender la acción y recuperar la memoria y los consejos de la abuela, cuya divisa es cocinar con alegría y con amor. El cuadro final es el “plato fuerte” de la obra, por cuanto pone en escena al ratón forzudo y abusivo que baila El rock de la cárcel junto con la cocinera. El valor inicial de la canción refuerza la idea del ratón como un gran bribón que, además, va ataviado con camiseta, overol de mezclilla y tenis, muy a la moda de los años 60. En efecto, el cuadro muestra al roedor vencido por su prepotencia y necedad, quedando completamente debilitado por un batidor de espiral. Al llanto y el abatimiento del abusivo le sigue el juramento de no volver a burlarse de nadie. Finalmente, la obra cierra con un guiño a la película animada Ratatouille, pues la sopa que la cocinera había estado preparando previamente ya está lista, pero ella descubre que hay un ratón dentro de la cazuela.

Ficha técnica

Estreno: 5 de mayo de 2018 en El Rincón de los Títeres, Xalapa.

Obra inspirada en cuentos de Saúl Schkolnik.

Adaptación de textos y confección de títeres: Lorenzo Portillo Armendariz.

Actuación y animación: Denise Valencia Romero.

Dirección: David Aarón Estrada.

Producción: Agrupación Merequetengue, Artes Vivas, A. C.

Notas

1 De 2008 a 2011, el grupo Merequetengue llevó los títeres a la televisión estatal mediante TVMás (antes RTV) en el programa infantil La covacha. Los registros de estas emisiones aún pueden verse en la página de El Rincón de los Títeres en Facebook. En dicha página también suelen difundirse las obras de su repertorio, cuyos videos están disponibles al público en general.