Investigación Teatral. Revista de artes escénicas y perfomatvidad

DOI: 10.25009/it.v13i22.2727

Reseña de libro

Vol. 13, núm. 22, octubre 2022-marzo 2023

Centro de Estudios, Creación y Documentación de las Artes, Universidad Veracruzana, México

ISSN: impreso 1665-8728 ׀׀ electrónico 2594-0953

 

Vida que resurge en las orillas. Experiencias del taller de mujeres, arte y política en Ecatepec

Mary Carmen Lara Orozco*

*Centro de Teatro y Cultura ANDA Delegación Veracruz Universidad Cristóbal Colón, México. 0000-0003-3518-1246 e-mail: makam3rte@gmail.com

Recibido: 21 de febrero de 2022   ׀׀   Aceptado: 06 de julio de 2022

Amador, Manuel y Rafael Mondragón (editores).Vida que resurge en las orillas. Experiencias del taller de mujeres, arte y política en Ecatepec. Ciudad de México: Cooperativa de Producción y Servicios Editoriales Heredad, 2020, 212 pp. ISBN: 9786079868215

El acto político de escribir que se refleja en la vida

El libro que aquí reseño me convoca, porque cada experiencia expuesta en sus páginas me hace eco y me invita a reflexionar sobre qué postura tomar en mi vida como formadora educativa, gestora cultural y, sobre todo, mujer. Muchas veces, asumir cambios para reivindicar procesos desde una dimensión política significa desprogramar y afrontar lo que se debe hacer para cosechar caminos distintos, en donde la libertad y la seguridad emocional pueden compartirse con quienes nos rodean.

Comenzar a nombrar los actos de violencia psicológicos, emocionales y físicos siempre tiene un costo, porque comenzamos a mirar diferente, en un acto desgarrador que denuncia al sistema histórico-patriarcal para desbaratar un engranaje hostil, y a dar pie a un efecto dominó de bajo impacto, pero consistente. Éste puede ser un acto reivindicador para que las “mayorías”, el pueblo, el barrio, los estudiantes, se descolonicen y se apropien de sus vidas/cuerpos.

Este libro propone un compromiso muy asertivo para cualquier formador que pertenezca a una institución educativa, sobre el replanteamiento de los programas de educación básica y media superior. Apuesta, entre líneas, por la pedagogía de género y de la resistencia, a partir de metodologías de las performatividades y epistemologías del sur, que resultan en talleres y acciones participativas desde el arte acción.

Vida que resurge de las orillas (2020) (Ver imagen1) describe la violencia de género y los feminicidios a partir del análisis de experiencias de clase, vida y performances que congrega la labor educativa de Manuel Amador Velázquez, maestro, performer y activista, quien fue invitado en 2006 por Joao Arriaga García, subdirector de La Panchito,1 a colaborar con un grupo de entre 55 y 60 estudiantes de la Escuela Preparatoria Oficial Número 128 “General Francisco Villa”, en Ecatepec de Morelos. Se trata de un volumen hermoso que incluye numerosas fotografías de las experiencias que resultaron del grupo de clases de Manuel Amador, así como del Taller Mujeres, Arte y Política que inició en 2011-2012, cuyas actividades han encontrado reflejo en otros barrios del país.


Imagen 1. Portada del libro Vida que resurge en las orillas. Experiencias del taller de mujeres, arte y política en Ecatepec. Amador, Manuel y Rafael Mondragón (editores). Ciudad de México: Cooperativa de producción y Servicios Editoriales Heredad, 2020, 212 pp.

La primera materia que le tocó impartir al maestro Amador fue Educación Física. En un principio se mostró renuente por su nula experiencia en este ámbito, pero logró aplicar ejercicios de expresión corporal a partir del baile. Por ello, las primeras acciones realizadas fueron una feria de sexualidad y bailes en las calles del barrio. Esto propició pensar al cuerpo como espacio de reconstrucción acompañado del arte del performance. Los tres primeros años fueron la antesala para descubrir, junto con sus estudiantes, proyectos pedagógicos participativos “que apuntaban a romper el miedo y a recuperar la capacidad de reflexión” (12), lo que daría como resultado que el Taller Mujeres, Arte y Política se vinculara con la Red de Denuncia de Feminicidios Estado de México. De manera conjunta, conformarán una serie de repertorios del cuidado2 para la construcción de paz y justicia.

1. Vidas que se construyen a partir de las orillas, de las periferias

En gran parte de los relatos que conforman el libro, palabras como feminicidio, violencia de género, barrio, sistema neoliberal, periferia, reconstrucción, memoria, visibilizar, denunciar, antisistémico, comunidad, indolencia, cuerpos feminizados, poéticas grupales, entre otros, son parte de un vocabulario propio de la clase de Manuel Amador, quien siembra procesos de enseñanza aprendizaje ad hoc con la lógica del contexto.

Ecatepec es el municipio con mayor número de pobres en todo el país, casi 500 mil personas viven en esa condición […], quienes habitan aquí son los migrantes que llegaron en la década de los 80 y 90 como consecuencia del desmantelamiento de la Reforma Agraria […]. La colonia Hank González, en donde se ubica la Escuela Preparatoria núm. 128, es el sitio más peligroso para ser mujer (28-29).

Las orillas o periferias son parte de las estrategias de esta guerra materializada en los proyectos de desarrollo, lógica destructiva e individualista propia del neoliberal-capitalismo que declara a los países nombrados “tercermundistas”: pobres, subdesarrollados, ahora identificados como Sur Global, según el investigador Arturo Escobar.Tal idea de reconstrucción y reorganización del mundo se convirtió en el eje central determinante de muchas políticas públicas y proyectos de nación, que traen consigo migraciones masivas a zonas de riesgo y a los cinturones marginales de las urbes: violencia, despojo y exterminio socioambiental.

Algunas de las problemáticas emergentes de la comunidad de Ecatepec son la inestabilidad política acompañada de vulnerabilidad económica, lo que propicia una marcada conflictividad social, conducente a la violencia barrial y la expropiación territorial, entre otros problemas. Es en este difícil contexto que los proyectos expuestos en el libro Vida que resurge en las orillas cobran particular urgencia.

2. De la escuela a la calle

Cada una de las voces que conforman el volumen describen escenarios familiares y barriales caóticos, en los que las violaciones a los derechos humanos y el feminicidio son las dinámicas que se perpetúan y, de cierta forma, se normalizan a partir del miedo, del dolor y el silencio. Es de esperar que el performance o arte acción se asuma como estrategia de resistencia. Si no luchamos, si no denunciamos, no lograremos ningún cambio” (43). El aprendizaje no se queda solo en el aula de clases, Manuel Amador busca restaurar el tejido social, busca que sus estudiantes no vivan a partir del dolor, busca justicia y dignidad para aquellas que ya no pudieron decir “¡basta!” Por lo tanto, en la clase genera debates para concluir con qué temática social se trabajará a partir de laboratorios de objetos y entrevistas de campo, siempre en común acuerdo con las participantes. Ni una más fue de los primeros performances que montaron en el 2011, Mariposas negras contra el feminicidio, Gritar con el cuerpo “No más feminicidios”, seguido de Quinceañeras violentadas y desaparecidas en Ecatepec en 2015, entre otros. Como sugiere Diana Taylor, “la performance/arte acción puede operar como ‘un transmisor de la memoria traumática’” (en De Gracia, Silvo, s/p) y también como su “re-escenificación”. Es entonces cuando en el arte acción de Latinoamérica nos encontramos con el “cuerpo político”, es decir, con un cuerpo que no sólo es instrumento de significaciones, sino que opera en sí mismo como reflejo de determinadas demarcaciones de lugar, asociadas al flujo de los acontecimientos históricos y sociales; la calle se convierte en un espacio de movilización y de protesta donde se intenta abrazar todo el dolor de nuestro país (43).

Si partimos de la premisa de que el cuerpo se entiende como presencia, como campo de experiencias, como eje en la construcción/deconstrucción de las subjetividades y las estructuras de poder, y como espacio inevitable de mediación pedagógica, el libro da pauta para comprender que el proceso formativo político de los estudiantes era necesario, así como también la labor de su maestro. Vincularon a organizaciones civiles antisistémicas, porque entendieron que colectivizar los cuerpos y la mirada fortalece una red de apoyo autosuficiente que busca hacerse escuchar, para que no queden inmunes los crímenes. “Manuel y sus estudiantes estaban decididos a formar un taller permanente donde se discutiría la violencia contra las mujeres del barrio y se harían acciones estéticas de denuncia” (53). Esto derivó a que, en los festejos del Bicentenario, durante el año 2010, la organización Unión Popular José María Morelos, incluyera al salón de Amador para formar un “foro de movimientos antisistémicos” dentro del marco de foros de profesores de Ciencias Sociales. “A este foro asistieron Nacho del Valle, gente de Atenco, integrantes del Sindicato de Electricistas, líderes del movimiento gay, del movimiento de mujeres y organizaciones populares” (íbidem). Esta experiencia fue un parteaguas para el Taller Mujeres, Arte y Política, del que nació laColectiva Invisibles Somos Visiblescomo resultado del performance Invisibles somos más (2016).

Todos los testimonios de vida en este libro son repertorios enunciados en voces de Janie, Mitzy, Tania, Betsy, Fernanda, Patricia, Lizbeth, Teresa, Lilia, Sonia, Alejandra, Silvia, Melanie, Karla, Lua, Diana, Carolina, Daniela, María, Mayra, Ángeles, Irinea, Dulce, Galia, Manuel, Rafael y muchas más, relatos que se vuelven acción a través de cuerpos, el cuerpo como espacio de la acción política y transmisor de un lenguaje colectivo-familiar, a partir de estrategias pedagógicas, gracias a Manuel Amador, quien miró de frente la grave problemática en Ecatepec que estaba conduciendo al exterminio barrial. Oriundo de la Huasteca, vaquero que pudo haber sido “curandero-totonaca”, homosexual declarado a los 15 años, activista y pedagogo estudió la carrera de Sociología y, sobre todo, reconoció la mirada de la mujer a partir de los ojos de su madre que lo crio sola. Amador afirma “que no cura, pero ayuda” (191). Al leer Vida que resurge en las orillas tengo la convicción de que sí facilita procesos de sanación colectiva, porque el performance es ritual en presencia que pone en tela de juicio lo que no está bien. La vida y obra pedagógica de Manuel Amador ha dado abrigo y espacios de acción a cuerpos vulnerables; resulta trascendente para quienes nos dedicamos a la docencia y deseamos trabajar colectivamente a favor de los derechos humanos.

Fuentes consultadas

De Gracia, Silvo. “Arte acción en Latinoamérica: cuerpo político y estrategias de resistencia”. Revista virtual de arte contemporáneo y nuevas tendencias, abril de 2010. https://revista.escaner.cl/node/1998. Consultado el 1 de febrero de 2022.

Escobar, Arturo. La invención del Tercer Mundo. Construcción y deconstrucción del desarrollo. Bogotá: Norma, 1996.

Notas

1 Escuela Preparatoria Oficial Número 128, en Ecatepec de Morelos.

2 Esto se relaciona con la cultura emocional que regula el intercambio en los cuidados y cómo se hace género en estas partituras del sentir, aunado a las tramas que articulan la performatividad del género.