Resumen
La relación entre teatro y educación es sumamente antigua, y en el mundo occidental se remonta a los orígenes de ambos. En la antigua Grecia, el teatro nace ya revestido del carácter moral que lo distinguirá claramente de la épica y la lírica. El mismo aedo, cantor de épicas anterior al advenimiento del teatro, era ya una especie de maestro. En el marco del mayor refinamiento cultural de la Antigüedad, el teatro hereda el sustrato temático y estilístico de la épica y, en menor medida, de la lírica, pero incorpora de inicio ese procedimiento característico de la fábula que consiste en enseñar mediante el ejemplo, y del que deriva una riquísima tradición literaria. En una palabra, y como resultado de su misma naturaleza espaciotemporal, el teatro forma parte de la literatura ejemplar, de ahí que, por más que se recorra su historia de arriba abajo, resulte imposible separarlo de sus cualidades educativas.